sábado, 1 de agosto de 2009

LA PERRA VIDA

Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936): LA PERRA VIDA
Estudió en la Universidad de San Petesburgo, recibiendo el Premio Nobel de Medicina en 1904, a raz6n de los estudios realizados sobre el sistema digestivo y por su interés en el sistema nervioso central.
Sus investigaciones acerca de estos dos sistemas (digestivo y nervioso central) muestran con gran precisión una forma especial de aprendizaje: el condicionamiento, que a partir de ahora llamaremos clásico.
En éste tipo de condicionamiento se produce el aprendizaje de respuestas, que anteriormente sólo se producían por reflejos innatos.
El gallo de los perros
Describiremos ahora lo esencial de su trabajo: el modo en que lograba condicionar a sus perros de experimentación en su laboratorio y bajo condiciones controladas.
Pavlov partió de una observación básica: la salivación que se producía en sus animales de laboratorio, ante la presencia de la carne de lomo de ternera argentina adobada con chimichurri y cocida jugosa (…bueno..o algo más o menos así). Esta salivación es innata, es decir no es aprendida, es una respuesta refleja. A partir de esto diseñó su trabajo.
Primero preparó una pequeña operación en los perros para que la saliva de estos pueda ser recolectada y medida. Luego los hambreaba durante cierto tiempo (dos o más días), posteriormente se realizaba el condicionamiento propiamente: le hacía sonar un estimulo sonoro (campana, silbato) y algunos segundos después les entregaba carne. Al principio el animal no salivaba ante los sonidos pero con el paso de sucesivas veces de apareamiento o asociación del estímulo sonoro y la carne, los perros comenzaron a salivar sólo con la presencia del estímulo sonoro y aún sin la presencia de carne.
¿Que es lo que se produjo?

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Para graficar lo anterior:

estímulo incondicionado …respuesta incondicionada ….. (salivación)
Asociación
estímulo condicionado …respuesta condicionada ….. (salivación)


Principios del proceso de condicionamiento de Pavlov
Para explicar éste proceso de condicionamiento Pavlov acuñó ciertos principios de validez universal:
Principio de la frecuencia:
Establece que para que un proceso de condicionamiento llegue a establecerse con eficacia, la presentación de los estímulos incondicionales, y los estímulos condicionales deben ser frecuentes. Es decir que con un solo condicionamiento o asociación de estímulos, no es suficiente para lograr el aprendizaje.
Principio de la recencia:
La aplicación del estímulo condicionado debe ser reciente en el tiempo. En otros términos, que el sonido debe presentarse segundos antes de dar la comida, o casi simultáneamente. Nunca después o luego de pasado largo tiempo.
Principio de la extinción:
Dice que lo aprendido se extingue si los condicionamientos no son repetidos. En el caso de los perros de experimentación, si no se les da comida ninguna vez luego de presentar el sonido, éste pierde su propiedad de estímulo condicionado capaz de producir salivación.
Principio de recuperación espontánea:
Ligado íntimamente al principio anterior: si el animal extinguió la respuesta de salivación ante el sonido, y posteriormente se reanuda el proceso asociativo de los estímulos incondicionados y los estímulos condicionados, el animal recupera rápidamente el aprendizaje anteriormente establecido, no necesitando de múltiples exposiciones.
Principio de generalización:
Existe la tendencia a reaccionar con la respuesta condicionada, ante la presentación de estímulos similares, aunque no idénticos al que fue asociado con el estímulo condicionado. Ej.: si el perro aprendió a salivar con el sonido de una campanilla, salivará también con el sonido de un triángulo metálico , un disco de Fito Páez o al son de “Ella se agita…”etc.
Principio de discriminación:
Es lo contrario al principio de generalización. El animal aprende a responder sólo a un sonido determinado y no a algo similar (en intensidad, pero no en timbre).
La utopía de algunos comunicadores (especialmente durante las campañas electorales) :¿Se puede condicionar también a personas?
Los seres humanos poseemos infinita variedad de posibles conexiones asociativas, aprendidas durante el curso del desarrollo. Establecemos asociaciones simples y otras más complejas en función de los diversos elementos puestos en juego. También las asociaciones varían de acuerdo a la edad, a la condición social, al sexo, a la cultura de origen, etc.
Como ejemplo basta citar:
a) La resonancia asociativa que tienen los nombres: si se trata de María Laura, distinta será la respuesta si nunca tuve un encuentro significativo con una persona llamada así, a que haya tenido sucesivas experiencias (placenteras o no)
b) En éstos tiempos de gran consumismo, en donde los medios masivos de comunicación juegan un rol de gran importancia, estamos generando constantemente nuevas asociaciones: fumar: con prestigio, o con llegar a ser número uno; beber: con conquista, ser apetecible, etc.; desodorizar la casa, con ser buena madre, etc.

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